Ayer por la noche el Señor B y yo nos dimos un pequeño homenaje y me lo llevé a un restaurante por el que paso casi todos los días y que aún no había probado.
He de decir que lo primero que me atrae de un restaurante es, como no, su decoración. Me parece que expresa gran parte de la filosofía y espíritu del local. En otras palabras, ponme un plato de 2 estrellas Michelín que, si el entorno no acompaña, muy probablemente no me sepa igual.
El restaurante en cuestión se llama Santo Restaurante & Deli (http://www.santoresto.com). La chef es natural de Brasil y la carta tiene un claro carácter mediterráneo con una interpretación muy original y exquisita de nuestra dieta y una presentación excelente. La experiencia: inmejorable. Os lo recomiendo.
¡Pero a lo que vamos!
Esto es lo que podemos apreciar desde fuera del local:
Con esta carta de presentación, ¿quién no se animaría a cruzar el umbral de la puerta?
Me encantó la combinación de materiales nobles como la madera con el toque sofisticado de los espejos y la profusión de flores.
La zona de comedor está dispuesta así:
Sillas de colegio, estupendas mesas de madera (esto es muy copiable para cualquier comedor, no tiene que ser el de un restaurante) y paredes adornadas con artículos de cocina.
En la zona de espera, han conseguido recrear un entorno muy acogedor que recuerda al salón de una casa.
Como veis, tienen un sofá chester maravilloso, con ese toque de uso justo que da al cuero más suavidad y personalidad... Esto también es muy extrapolable a nuestro salón de casa.
Y, por último, un gran toque de genialidad: ¡los baños!
Un papel perfecto para un restaurante... El mismo concepto podríamos aplicar, por ejemplo, a un baño infantil. Escogiendo un papel pintado adecuado, podemos hacer del baño de los críos una estancia muy especial.
Desde aquí, gracias al personal de Santo por su excelente atención, por una cena deliciosa y por una gran lección de estilo. ¡Pienso repetir!
Un abrazo
