domingo, 4 de agosto de 2013

Un cachito de mi hogar

¡Hola a todos!

¿Qué tal habéis pasado el fin de semana? El mío de lo más tranquilo y a remojo para intentar combatir las altas temperaturas.

Bueno, por fin ha llegado el día de enseñaros gran parte de mi nuevo hogar: el salón-comedor. Es donde pasamos la mayor parte del tiempo y no os lo he enseñado antes porque quería que estuviera perfecto y con la decoración "definitiva"... pero me he dado cuenta de que eso ¡no existe! Siempre hay algo que cambiar, algo que retocar, aún no he encontrado láminas que me gusten lo suficiente (o que sean lo suficientemente asequibles, claro) como para colgarlas de las paredes... en fin, que me está llevando mi tiempo pero ya me moría de ganas de compartir este espacio con vosotros. Así que aquí va, espero que os guste.

Aquí tenéis la zona del comedor. Algunas cosas ya las conocéis, como las sillas, que ya os presenté en su momento. La mesa me gusta muchísimo: es súper moderna y muy cómoda, porque se puede abrir y ganar espacio para dos comensales más. ¿Lo mejor? ¡Que no es nuestra! Es de nuestros caseros, simpatiquísimos y con un gusto excelente, como podéis ver jaja


Aquí un detalle de un regalo que me hicieron mis amigas hace poco. Es una lámpara Berger, que no es otra cosa que una maravilla de ambientador de porcelana. En el cuerpo de la lámpara se vierte el ambientador líquido del aroma que queramos (a mí me regalaron el aroma de almizcle, que es el perfume que siempre utilizo). A continuación, encendemos la lámpara con un mechero o cerilla, dejamos unos minutos la lámpara con la llama y luego, la apagamos y ponemos el capuchón. En cuestión de minutos tienes la casa perfumada y te ahorras los antiestéticos ambientadores tradicionales. Este modelo de lámpara se llama Nico & Nicolas y me parece precioso... ¡cómo me conocen mis chicas!


Aquí la mesa desde otra perspectiva.


Si nos damos la vuelta, nos encontramos con el espacio diáfano del salón. Lo que más me gusta es precisamente eso: que no hay muros, que puedes mirar lejos. Pasar de mi mini salón anterior a esta maravilla de espacio, tan claro, tan limpio (jaja bueno, esto a veces) y con tanta luz ha supuesto una mejora exponencial. Fue todo un reto encajar los muebles anteriores en esta nueva estancia, especialmente el sofá. Escogimos el más largo porque nos cabía justo en el hueco anterior y cuando decidimos cambiar... no las teníamos todas con nosotros de que fuera a encajar bien. Pero oye, no ha quedado nada mal... El sofá es de La Oca y acertamos con el tono gris. Podréis ver también muchas cosas de Ikea: el mueble rojo de la tele, la mítica alfombra de nudos, la mesa de centro... Y al final tenemos el despacho con la composición de cuadros que os enseñé hace unas semanas.


Aquí el salón visto desde el otro lado. Me pirra tener acceso directo a la terraza, por la comodidad, por la luz que da y porque disfrutas de las vistas todo el año. En la casa anterior no veíamos la terraza desde el salón (estaba al otro lado de la casa) y a veces nos olvidábamos de ella. Ahora, no podemos evitar salir...


Esto seguro que también os suena. Mi primera obra de arte. Ha encajado perfectamente con el toque moderno de la casa. Y ese espejo que tenemos al fondo es una delicia, porque sirve para ampliar visualmente el espacio, para reflejar la luz natural y, claro está, para echarte el último vistazo antes de salir por la puerta... esa fascinación que sentimos las mujeres por los espejos, jajaja.


Algunos detalles deco:


Y... la verdadera joya de la corona: la terraza. El señor B y yo siempre decimos que tenemos una terraza con casa y no al revés. Cuando vinimos a ver la casa por primera vez y salimos a la terraza, no podíamos parar de reír. Hacía frío y viento, pero nos quedamos tan bloqueados por semejante terrazón que no parábamos de soltar carcajadas. ¡Tenía que ser nuestra!

Desde el salón, desayunamos todos los días con estas vistas. Es como estar de vacaciones todo el año:



Y desde fuera... ¡es todavía mejor!
La verdad es que nos lo hemos currado bastante. El toldo lo montamos nosotros (bueno, con la ayuda de Fernando y Javier, a los que tuvimos que llamar porque no teníamos valor de levantar la estructura). Como por normativa de la comunidad, no podemos atornillar nada al suelo, al Señor B se le ocurrió la genial idea de anclar los postes del toldo a maceteros con cemento y, para que el cemento no quedara a la vista, cubrirlo con tierra y plantas aromáticas y enredaderas... ¡Este chico vale un potosí!


La mesa de mosaico y las sillas también son de nuestros caseros. Me gustan muchísimo por el colorido que tienen, le dan una alegría especial a nuestras cenas de verano.



Y por supuesto, las principales protagonistas de la terraza son nuestras plantas: Naranjito, el limonero, un olivo, rosales, cintas, un peral, hiedras, geranios, gitanillas, una buganvilla ... Dan trabajo pero también muuucha alegría. A veces, me levanto temprano los sábados para darles un regado y mirarlas un rato café en mano. No se me ocurre mejor forma de empezar el fin de semana que desde aquí...

¿Qué? ¿Montamos una barbacoa?

Espero que os haya gustado.
Un abrazo,

Clara








2 comentarios:

  1. que preciosidad niña...me encanta!!!!!!!!!!!!
    la terraza ¡¡que envidia disponer de una!!
    ¡¡ es una maravilla,,,,,,,,,!!
    el salón es perfecto...la distribución me gusta mucho, y ese panel de cristal que separa la cocina del salón me ha fascinado
    enhorabuena por tu casa me parece sencilla, funcional, y acogedora............
    ya nos enseñarás más............
    un saludo Aracell

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    1. ¡Gracias guapa! La verdad es que lo mío con la cristalera traslúcida para separar salón y cocina también fue amor a primera vista.
      Prometo más posts con las cositas nuevas que vaya poniendo. ¡Abrazos! Clara

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